El gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros se reunió en San Gil con el gremio santandereano
Escrito por La Cometa el 30 junio, 2016
Los comités municipales del café se dieron cita ayer en la sede del Hotel Guarigua para exponer todas sus preocupaciones, necesidades y observaciones de gestión, ante el general de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez Vallejo. Un gran número quejas fueron escuchadas por el alto funcionario, quien a su vez quiso darle respuesta a las diferentes situaciones. El alto costo de los fertilizantes y de la mano de obra; el problema generacional, la baja rentabilidad de caficultura, problemas con las corporaciones ambientales y los pocos créditos para el gremio, son sólo algunas de las dificultades por las que atraviesan los productores. Uno de los asistentes, Rodolfo Moya, dijo que aunque están generando empleo y hay ingresos aceptables, se hace necesario trabajar por el alza del precio del grano y apoyo para contrarrestar los daños causados por el clima.
Otro miembro de los comités, Orlando Ramírez, expresó que era pertinente esta reunión porque actualmente el panorama no es alentador y que es precisamente el gerente general de la federación quien debe escuchar todas sus inquietudes, una de esas el mal estado de la vías, la escasez de personal para la recolección y los estragos del fenómeno del niño que no permitió una buena cosecha.
Por su parte, el gerente de la agremiación les halló la razón a los asistentes y les señaló que la federación es consciente de las dificultades por las cuales atraviesan todos los productores, no sólo en Santander sino en toda la región cafetera del país. A esto agregó que se están proyectando para dar una solución pronta y devolver la rentabilidad al producto.
Uno de los temas a los que el gerente le dio prioridad fue al problema de relevo generacional que se ha venido presentando, no sólo con el café sino con todo el agro, y no sólo a nivel de Colombia sino a nivel mundial, esto quiere decir, según Vélez Vallejo, que la mayoría de los jóvenes del campo no quieren la vida rural sino trasladarse a la ciudad, lo que reduce el número de posibles recolectores a futuro, y en eso influyen temas como la conectividad y la baja remuneración por esta actividad, además de la educación.