LA IGUANA: SÍMBOLO SANGILEÑO

Caminar por el parque El Gallineral, por el malecón hacia la ribera del río Fonce o por el puente Brooklin (que comunica al centro de San Gil con el centro comercial El Puente) se convierte en un paseo de espectáculo cuando de la nada, se puede observar caminando o dándose el sol, en la altura de los árboles, a una o varias iguanas.

Y es que para propios y turistas del municipio de San Gil se ha vuelto una costumbre y un atractivo ver y contemplar a estos reptiles imponentes, de cierta manera elegantes y de distintos tamaños en una quietud que solo ellos viven y disfrutan.

Taxonómicamente, las iguanas pertenecen al género de los saurópsidos o reptiles de la familia iguanidae, siendo nativas de las zonas tropicales del Centroamérica, Sudamérica y el Caribe. Viven normalmente en árboles, a 1,2 metros sobre el suelo, presentan piel escamosa y a pesar de su tamaño, pueden moverse velozmente entre las plantas. Están catalogadas como excelentes trepadoras y nadadoras.

Para la Capital Turística del Departamento de Santander, este animal se ha convertido en un símbolo y en un atractivo dentro de turismo de naturaleza; los visitantes se quedan fascinados con la cantidad de iguanas que pueden contemplar cuando pasean por zonas boscosas como las que nombramos anteriormente. Algunos tan sólo las ven y otros les suministran alimentos, principalmente frutas.

Que esta especie sea un referente de San Gil hace que nos preguntemos ¿Cómo y desde cuándo se volvió un símbolo dentro del municipio? ¿Cómo llegaron las iguanas a estas tierras?

Con respecto a cómo llega esta especie de fauna silvestre a la Perla del Fonce, el señor Luis Alberto Ortiz, oriundo de San Gil que hoy reside con su familia en la ciudad de Bogotá, nos cuenta que hacia el año 1994 él y dos amigos, los señores Miguel Ángel Angarita y Ramiro Angarita Quiñónez, hicieron un viaje a Curumaní, César, y de allí se trajeron dos parejas de iguanas adultas, dos machos y dos hembras que ya venían preñadas, y tres pequeñas.

Relata don Luis que “el 28 de diciembre del 94 las liberé en la ceiba que está cerca de La Playa, la que queda frente a la Piedra del Pato. Fue así como inició la reproducción de estos hermosos ejemplares en San Gil”.

Haciendo cálculos y siendo fieles a la historia, son cerca de 30 años los que ya llevan las iguanas habitando en San Gil, llegando a un pueblo rodeado de naturaleza y áreas boscosas, las cuales son el hábitat natural del reptil en mención.

Para el señor Ortiz las iguanas son representativas para los habitantes y turistas de la población sangileña por su belleza y “la gran cantidad que se pueden observar en varios sectores, además, gracias a su rápida reproducción”.

Indagando con algunos transeúntes del puente Brooklin, indican que las iguanas son seres maravillosos que generan un gran valor al paisaje natural que conforman el río Fonce y la vegetación alrededor del mismo.

Características e importancia para el ecosistema

 Además de lo ya mencionado anteriormente, y según lo explicado por la ingeniera ambiental, María Luisa Álvarez Monsalve, las iguanas son animales herbívoros de sangre fría que se alimentas de frutas, vegetales y hojas.

Don Luis Alberto nos dice que son animales muy tranquilos que recargan su energía buscando la luz del sol en las ramas, por lo cual es importante que las personas tan sólo las contemplen y nos las molesten ni les tiren objetos.

“Ellas están en los árboles para que las contemplemos y disfrutemos de su presencia”, agregó la ingeniera Álvarez.

Así como debemos tan solo observarlas, también debemos cuidarlas y no maltratarlas, no tomarlas como mascotas, no traficar con ellas ni mucho menos sacrificarlas para vender sus huevos o consumirlas como alimento.

El veterinario y funcionario de la Corporación Autónoma Regional de Santander, CAS, Luis Emilio Atuesta Correa, señaló con preocupación que hay gente que les abre el vientre para sacar sus huevos y las dejan heridas sin hacerles suturas. “Algunas logran sobrevivir, pero otras lamentablemente mueren”.

El profesional expresa que además de ser un acto sin nombre, el maltratar o matar a estos animales genera un desequilibrio ecológico, puesto que las iguanas tienen una función muy importante: ayudan a la germinación y dispersión de las semillas.

Explica que “al ellas consumir cogollos y frutas de los árboles, su proceso digestivo permite que las semillas maduren, luego las expulsan y así germinan de manera más fácil”.

Por su parte, la ingeniera María Luisa manifiesta que una de las grandes funciones de los reptiles mencionados es hacer limpieza del ecosistema de los ríos.

Así mismo, agrega que “la iguana es un pilar fundamental del ecosistema y su ausencia, en gran parte, se debe a la caza indiscriminada, lo que puede desencadenar un desequilibrio ambiental irreparable”.

Y es que las tres fuentes consultadas coinciden en que los factores de riesgo principales para la iguana son consecuencia de las actividades humanas como la destrucción de su hábitat y la extracción de sus huevos para consumo alimenticio, como ya fue mencionado.

Es importante que aprendamos a valorar su entorno, sus especies y entendamos que un animal o planta existe, es porque tiene una función específica y fundamental en la naturaleza que ningún otro ser vivo podrá realizar.

Debemos recordar también que el tráfico de fauna silvestre es un delito tipificado en la ley 2153 de 2021, que castiga a quienes lo comentan con pena de prisión de 60 a 135 meses y multas de 300 a 40 mil salarios mínimos legales mensuales vigentes.

Sigamos disfrutando de la imponencia y belleza las iguanas, de su presencia en el municipio de San Gil y dejemos que vivan. Defendámoslas y defendamos la vida de todo ser vivo.

Permitamos que la idea del señor Luis Alberto Ortiz de traer las iguanas a San Gil, continúe por generaciones.