Las abejas y las mariposas

Diminutos insectos, incansables trabajadores por la vida y la producción de la Tierra. Estos habitantes del universo extraordinario permiten que el sueño de la existencia sea una realidad y que se puedan ver las flores y los frutos. ¡Pero están en peligro! Quizás pocos entiendan lo que significan las abejas y las mariposas, y los cientos de insectos y de aves que surcan los cielos del mundo para dejarnos, además de su belleza y sus destrezas, la extraordinaria bondad de la existencia. La presencia de algunos insectos es la presencia de la vida y de la alegría. De la vida porque entre sus prodigios está el de polinizar, el de llevar el polen al estigma de las flores para que sean realidad los frutos, y los nuevos árboles y la frescura y el aroma. Las pocas horas de vida de una mariposa deja tantos beneficios, y cautiva a tantos con sus colores y sus vuelos, entre otras razones porque ellas indican la calidad del medio ambiente y la salud de los ecosistemas.

De las abejas se obtienen, además, la miel, la jalea real, el polen y productos como la cera y el propóleo. Todos con beneficios asombrosos para la salud humana. Y, sin duda, es también atrayente la organización política y social de la colmena. Mucho se puede aprender de las pequeñas y prodigiosas abejas que, infortunadamente, van perdiendo sus espacios porque el desmedido y desordenado progreso les ha quitado su hábitat y su capacidad de producir, pero eso puede ser fatal para la vida en el planeta. Sin ellas el rendimiento agrícola será menor y frutas como el melocotón pueden desaparecer. Cumplen un papel importante en el ciclo de la vida natural y su presencia nos avisa que la vida está en pleno funcionamiento…

Por esto es interesante que se siembren ideas y actividades que le enseñen a los niños y los adultos que hay muchos animales que son útiles porque ayudan a darle vida y forma a la Tierra, y los seres humanos tienen la obligación de protegerlos y darles aliento para que cumplan, sin apuros, su bondadosa misión. Así que bienvenidos esfuerzos como los de Segua’ Santuario de Abejas.

Por Luis Fernando García Núñez