Las promesas
Escrito por editorgeneral el 4 diciembre, 2024
Todos prometen, pero pocos cumplen. Muchos creen en las promesas que se hacen a pesar de los incumplimientos. Los ofrecimientos son diversos, efímeros, absurdos, improvisados, apasionados y los promeseros venden sus ficciones muchas veces con la seguridad de que no podrán hacerlas realidad, pero su mezquindad, y su indignidad, les permite presentarse para engañar a quienes de oficio están ahí para oírlas. En algunas épocas estos tramposos se embarcan en campañas que los llevan a elevadas posiciones, y allí se olvidan de sus requiebros promeseros para zurcir sus taimados intereses y dejar a un lado a quienes han depositado en ellos la confianza. Alcanzado el objetivo, el desprecio y la venalidad son las actitudes que asumen. “Las grandes promesas son siempre muy sospechosas”, decía Juan Eusebio Nieremberg, pero con ellas se engaña y construye un discurso falso e intrigante, con ellas, y sus disimulos, se presentan todos los días para alcanzar unos objetivos que solo benefician al promesero.
Hasta no estar seguro de cumplir no se debe hacer un ofrecimiento. A los niños no se les deben incumplir las promesas porque sus sueños se truncan y se va instalando en sus conciencias la pérfida conducta de la hipocresía y el engaño. En cada promesa hay sueños y esperanzas que ayudan a transformar instantes de la vida, así que esta es, como dice una acepción del Diccionario de la lengua española, un “augurio, indicio o señal que hace esperar algún bien”. Por lo tanto, los ofrecimientos influyen en la tranquilidad y la convivencia de las familias y la sociedad y hacen a los ciudadanos más resilientes y dispuestos a participar y ayudar en la construcción de una nación pacífica y dispuesta a la ecuanimidad, una nación en la que el imperio de la confianza se constituye en un valor esencial que se puede resaltar como característica positiva. En la vida política, como en la vida privada, las promesas facilitan los trámites difíciles, promueven y estimulan el diálogo construyen y equilibran las dinámicas del progreso porque lo hacen más inclusivo, democrático y justo.
Sin duda, en la búsqueda de la armonía solo los seres humanos tienen compromisos especiales y su deber es asumirlos y cumplirlos plenamente. Quizás tener en cuenta esta máxima de Napoleón “El medio más seguro de mantener la palabra consiste en no darla nunca”.
Por: Luis Fernando García Núñez