Niños y niñas
Escrito por editorgeneral el 26 septiembre, 2022
“En cada niño nace la Humanidad”, decía Jacinto Benavente. Esa es la dimensión, a veces desconocida, que se debe tener de los infantes. Su presencia en el mundo tiene hondos significados y representa la razón de la existencia de todos. Una razón que desconocen muchos que, con frecuencia, consideran que los menores deben ser tratados a la fuerza, y que educarlos es maltratarlos. Se ha crecido con la idea deformada de que castigar es formar y que los chicos no merecen consideraciones especiales, idea que luego se traslada a los ancianos, también maltratados y olvidados en sus últimos años. Cientos de casos de violaciones y humillaciones sufren los menores que, en muchos casos, no son debidamente castigadas, entre otras valiosas razones para que ellos no hagan lo mismo cuando les corresponda educar. En buena medida, así como se eduque se puede esperar, también, que los seres humanos guarden las proporciones de sus conductas futuras.
Hay que decirlo para que se asuma la inmensa responsabilidad de la educación y la tranquilidad de quienes serán los herederos de un mundo que no siempre se ha comportado con la gallardía y la lealtad que merecen los menores. Todos los días se habla de la poca calidad de los alimentos, a veces podridos, que reciben los niños y niñas en los colegios, se comentan las violaciones a las que son sometidos y los maltratos que deben sufrir por la avaricia y la insensibilidad de los adultos que están comprometidos con su salud y su educación. Muchos, en Colombia, se han enriquecido traficando con la alimentación y la salud de los pequeños. Y también algunos se han aprovechado de la inocencia y la incapacidad de estos que no tienen todavía la información y el ingenio para defenderse de la maldad y la perfidia de seres que poco tienen de humanos.
Es urgente mirar a los niños y las niñas con profunda sensibilidad, amor y paciencia para que la lucha por su felicidad sea tan profunda como lo deben ser los últimos años de los adultos. “Cada niño, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios no ha perdido aún la esperanza en los hombres”, afirmaba Rabindranath Tagore.
Por Luis Fernando García Núñez