Obsoleto
Escrito por editorgeneral el 16 septiembre, 2024
En esa palabra se resume el mundo del consumo moderno. Plena de significado encierra en ella misma muchas y tenebrosas incertidumbres. Todo es anticuado e inadecuado: Viejo, arcaico, desfasado, caduco. La moda se impone sobre la razón y la inteligencia. A los pocos días de creado un celular ya tiene el reemplazo con un aderezo más o uno menos: es más moderno, es nuevo y hace algo más que el anterior. Sofisticación y engaño en el que, con cierta ironía, caen todos. Avisados por la publicidad, y por los expertos, el mercado abre sus caminos para que millones de tontos, engañados por una farsa o un mensaje, crean que el mundo es mejor si compra la novedad, si está a la moda. Y ahí caen, en picada, esas clientelas que, sin dinero o con él, hacen largas colas para comprar el mejor producto de todos los tiempos, fruto de las más serias investigaciones y de experimentos nunca antes realizados.
Al mismo tiempo, los seres humanos van cediendo un poco más frente a los fríos cálculos de un mercado sagaz, que conoce más de lo que se cree a los clientes y que, además, los ha ido preparando para que se crean los artificios que les proponen, casi siempre abusando de la ignorancia y de esa antipática manía de estar a la moda. Pero el mercado conoce muy bien a sus clientes, esas mayorías que buscan plácidamente lo mejor, aunque nunca sepan qué es lo mejor. Para eso están la publicidad y los medios de comunicación, para eso están las redes y los súbditos que allí acampan a la merced de quienes, sin mayores complicaciones, asaltan la buena fe de los millones de ciudadanos del mundo que se creen aquel disimulo del donaire y el buen gusto. Y cada vez el mundo es más vulnerable, está más amenazado, más sediento de primicias, y es más fácil de engañar porque, aunque en realidad la ciencia avanza poco, el mundo del entretenimiento y del esplendor se impone minuto a minuto. Las luces y las maravillas del espectáculo se venden antes de salir al mercado.
Para concluir, estas palabras de Napoleón, muy atinentes a esta insensatez de los consumidores: “De la inteligencia al sentido común hay más distancia de la que parece”. Sin duda, ¡la inteligencia es cada vez más artificial!
Por: Luis Fernando García Núñez