Remedios del alma
Escrito por editorgeneral el 25 febrero, 2024
El orador francés Benigno Bossuet contaba que “en Egipto se llamaban las bibliotecas el tesoro de los remedios del alma. En efecto, curábase en ellas de la ignorancia, la más peligrosa de las enfermedades y el origen de todas las demás”. Sin duda, en las bibliotecas está guardada gran parte de la sabiduría -y torpeza- humana. Fue Ptolomeo I de Egipto quien creó la Biblioteca de Alejandría, y allí pretendía albergar todos los libros jamás escritos y crear un centro de conocimiento para los principales intelectuales de la época. Son lejanas épocas y algo se sabe del trascurrir del mundo gracias a esos tesoros guardados con tanto celo, aunque muchos han sido destruidos por la avaricia y la insensatez del hombre. Un ejemplo reciente es la gran Biblioteca de Bagdad, destruida en 2003 durante la invasión de Irak por las tropas estadounidenses y británicas. Allí se guardaban verdaderos tesoros bibliográficos escritos durante siglos de perseverante trabajo de los sabios de oriente. Más de un millón de libros desaparecieron entonces, como antes había pasado con la vieja biblioteca de Asurbanipal.
La historia es inexorable. Ahí están los hitos más reveladores de que se tenga noticia. Miles de libros han sido quemados y muchos han desaparecido por los desatinos humanos. En muchas de estas obras se habían detallado extraordinarios descubrimientos y se habían contado las historias de esa antigüedad tan misteriosa e ignorada. Hoy no se sabe cuál es la biblioteca más antigua del mundo, sin embargo, se sabe que la más antigua que ha seguido en funcionamiento es la biblioteca de al-Qarawiyyin, en Fez, Marruecos, fundada en 859 por Fátima El-Fihriya. Entre las bibliotecas más grandes están la Británica, la del Congreso de los Estados Unidos y la Pública de Nueva York. La Biblioteca Nacional de Colombia, la más antigua del país, fue fundada el 9 de enero de 1777. La Luis Ángel Arango es la más grande y se decía que está entre las más visitadas del mundo, cerca de 5.000 personas al día.
La historia está por contarse. Para expresar aún más la importancia de una biblioteca e incitar a la lectura puede decirse, con Luisa María Alcott, la escritora estadounidense, que “es un buen libro aquel que se abre con interés y se cierra con provecho”. ¡Es un remedio del alma!
Por: Luis Fernando García Núñez