San Gil

A los 06° 33’ 34’’ de latitud sur y 73°08’10 de longitud oeste está situada, en el departamento de Santander, San Gil, capital turística del departamento y de la provincia de Guanentá, y una de las ciudades emblemáticas del oriente colombiano. Antes de su fundación este sitio se llamaba Moncorá. Galeano en 1538, en su viaje de retorno al sur, después de destruir a Botaregua y Guane, pasó por Lubigará, Coratá, Moncorá, Chagüete y Bocore en viaje de saqueo, dice Pedro Simón en sus afamadas Noticias historiales de las conquistas de tierra firme. Son, así, las primeras referencias que se tienen de esta emblemática tierra guane. La villa fue fundada en 1689, hace 334 años, aunque otras fechas se consideren como fundacionales: el 3 de mayo de 1620, cuando unos vecinos de Vélez la crearon con el nombre de Santa Cruz, según el Diccionario Geográfico de Colombia del Instituto Agustín Codazzi. En 1689 fue erigida como parroquia por Gil Cabrera Dávalos y cambió su nombre por el de Villa de Santa Cruz y San Gil de la Nueva Baeza.

Al sur de Bucaramanga, la capital de Santander, se encuentra una de las ciudades más atrayentes del país. Es la tierra de Pedro de Fermín de Vargas, el primer economista de Colombia, uno de los miembros más destacados de la Expedición Botánica y precursor de la independencia, y de ahí en adelante hombres y mujeres de esta ciudad han trascendido el escenario nacional e internacional. Incluso el protagonista de uno de Los cuentos peregrinos de García Márquez, “La santa”, fue el famoso tenor sangileño Rafael Ribero Silva, inmortalizado, además, por el Nobel en uno de sus artículos de El Espectador “Triunfo lírico en Ginebra”. Así, la suma de sus dignidades y aciertos es muy grande y debe contarse. Sus calles y famosas esquinas son parte de la geografía del municipio. Casonas y lugares especiales como El Gallineral, son la lectura iniciática que devela la grandeza de San Gil.

Véanlo en estos versos del folclor sangileño:

“¡Oh! San Gil de mis amores
Tierra mía de nobles lares
Yo te ofrendo igual que flores
Mis recuerdos y cantares”.

Por Luis Fernando García Núñez