Volver a estudiar
Escrito por editorgeneral el 11 enero, 2023
Se acabaron las vacaciones. Pasaron rápido, muy rápido, como siempre. Volver a la ‘normalidad’ para seguir el camino propuesto. Habrá algunos cambios, pero no serán tan reveladores como se cree cuando se oye el ‘feliz año’ y los deseos de paz, salud y trabajo. Claro, todos esperan novedades y tranquilidad, y con seguridad estos serán otros tiempos. La esperanza de la paz definitiva y del desarrollo compartido es una bandera que ondea por todas partes, todos quieren que los días que vienen traigan venturosos propósitos y que cesen las tristezas y las tantas dificultades que se deben soportar. Además, las puertas de universidades, institutos, colegios, escuelas y talleres vuelven a oír las voces de la muchachada que busca en el estudio transformaciones extraordinarias, primicias para sumar a la vida y conocimientos que permitan entender mejor el mundo en que se vive, razones para seguir por el camino del progreso y la dignidad.
Vuelven los estudiantes. La algarabía y la alegría de los chiquillos y de los jóvenes llenarán las calles, y en los planteles educativos el rumor de sus pilatunas y de sus incesantes conversaciones y sus gritos y risas y lloriqueos, le darán nueva vida al ambiente. El silencio de su ausencia será reemplazado por el donaire de preguntas sin responder o de respuestas sin haber preguntado. Profesores y profesoras, de nuevo, a indicar los caminos que se deben seguir, instruir a las decenas de alumnos que presurosos se presentan para ganar los años, pasar todas las materias, rendir cuentas ante los padres para seguir esos destinos, trazados, en ocasiones, por adultos que no los conocen tanto como deberían. Libros y cuadernos, lápices y cartillas van y vienen para cerciorarse que se aprende, que se guardan las memorias que servirán para repasar y, con inusitada frecuencia, hacer ‘copia’.
Séneca decía “¡Estudiad!, mas no para saber más, sino para saber mejor que los otros”. Esta es una convocatoria, un llamado, para que se mantenga el irrevocable deseo de que niños, niñas, jóvenes y adultos aprendan más y sean mejores ciudadanos, y el mundo futuro sea más comprensivo y humanitario. ¡Qué vivan los estudiantes!
Por Luis Fernando García Núñez