Los principios

Pensar en los principios que rigen a una sociedad es pensar en su cultura, en sus luchas por forjar el destino de sus miembros, en los dilemas que atraviesan los ciudadanos, en sus dificultades y en los desafíos que se advierten todos los días, en los cuales está, finalmente, asentada la civilización. La Carta Política de un país presenta, desde el preámbulo, buena parte de los principios que le han dado origen hasta los que la hacen respetable o no en el concierto de las naciones. La lectura de esa Carta no debe desconocer la razón por la cual se ha dispuesto, ni se deben desconocer los principios de los constituyentes que la han impulsado, de muchas formas. Todas las diferencias deben estar contempladas y todos tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, sobre todo en las razones que promueven la convivencia y el respeto por las libertades y la dignidad.

Sin duda, nada está por encima del constituyente primario. El pueblo es la fuerza motivadora del Estado, es el soporte esencial y la razón de la existencia. Los avances que vive el mundo también intervienen en la creación de las normas que afianzan y ponderan la soberanía y le dan nuevos sentidos a las relaciones internacionales, en las que perdura el bien colectivo, el de la humanidad. Así, el respeto entre países tiene hondos significados porque en él imperan principios que consagran los derechos universales, entre ellos, y sobre todo, los derechos humanos. La sexta acepción del Diccionario dice que principio es la “Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta”. El imperio de la ley se hace preciso cuando se trata del respeto al otro, al distinto, al diferente, porque merece lo que todos anhelan para sí mismos: tranquilidad y consideración. Así, por ejemplo, el artículo 22 de la Constitución colombiana pregona que “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. Sí, ¡de obligatorio cumplimiento! Nada más y nada menos.

Benjamín Constant, el pensador político y activista suizo francés, aseguró que “Hay en el Universo dos principios que son la fuerza y la razón y están siempre en situación inversa respecto uno de otro. Cuando la razón da un paso, es preciso que la fuerza retroceda, porque la razón no puede retroceder”.

Por: Luis Fernando García Núñez