Café con propósito: salvando ceibas barrigonas en Santander

En el corazón del Cañón del Chicamocha, un proyecto ecológico busca preservar la ceiba barrigona, una especie emblemática de Santander que enfrenta el riesgo de extinción. A través de la venta de café, la Fundación Federico financia la siembra y el cuidado de estos árboles, combinando la pasión por el grano con el compromiso ambiental. Esta iniciativa no solo ayuda a los caficultores locales, sino que también garantiza la supervivencia de una especie vital para el ecosistema.

El programa, liderado por María Lucía Restrepo, permite que cada bolsa de café vendida contribuya al mantenimiento de una ceiba barrigona por un año. “Compramos cosechas en municipios como Aratoca, Socorro y San Gil, y con ellas elaboramos el café Siembra del Cañón”, explica la directora de la fundación. Gracias a este modelo, se han sembrado más de 6.000 ceibas en las veredas aledañas al cañón, sumándose a los más de 100.000 árboles plantados por la organización.

La ceiba barrigona no es solo un símbolo de la región, sino una pieza clave en la conservación del suelo y la biodiversidad. Su estructura robusta y su capacidad de almacenamiento de agua la convierten en una aliada en la lucha contra la desertificación. Sin embargo, la deforestación y el cambio climático han reducido drásticamente su población, lo que hace urgente su protección. “Por primera vez, las ceibas que sembramos han producido sus propias semillas, un logro que nos llena de esperanza”, señala Restrepo.

A pesar de los desafíos, como las prolongadas sequías que afectan el crecimiento de los árboles jóvenes, la fundación ha implementado estrategias para garantizar su desarrollo. “Nos anticipamos reservando agua para priorizar el riego de las ceibas ‘bebé’ y asegurarnos de que puedan adaptarse al terreno”, comenta Restrepo. Este esfuerzo, impulsado por la memoria de su hermano Federico, refleja el espíritu de quienes creen en la reforestación como un acto de legado y compromiso con el planeta.

Proyectos como este demuestran que la conservación ambiental puede ir de la mano con el desarrollo económico y social. Al consumir café con propósito, los ciudadanos no solo disfrutan de un producto de calidad, sino que también contribuyen a la restauración de un paisaje que define la identidad de Santander. La ceiba barrigona, con su imponente presencia en el cañón, sigue en pie gracias al esfuerzo de quienes han convertido la siembra en una misión de vida.

Escrito por: Daniel Díaz Ardila