Ciudadanía y ciudadanos

Siempre habrá que leer la Constitución Política de Colombia. ¡Siempre! Todos los días estos 380 artículos, considerados fundamentales para sostener un Estado pluralista, social y justo, que invoca el derecho para sustentar el prestigio de la justicia y resolver los cientos de problemas que hay, son transgredidos de muchas formas. Y todos los habitantes de este millón ciento treinta y nueve mil kilómetros cuadrados, de una u otra forma, son transgresores. Las noticias revelan los miles de problemas que vive una sociedad en la que prima el bienestar particular sobre el general. Una sociedad que todavía no comprende ni ejercita las obligaciones del ciudadano y que, sin la más mínima comprensión del papel que tienen como el eje fundamental de la armonía y la dignidad, se van atravesando por todos los caminos para evitar el cumplimiento de la ley y la promoción de la solidaridad con los demás.

En esa Carta extraordinaria de 1991 se consagran derechos y deberes que los colombianos han de exigir y cumplir para la felicidad de la patria, que es la felicidad de todos. En el capítulo 2 del título III están los artículos 98 y 99 que dicen, entre otras cosas, que “la ciudadanía se ejercerá a partir de los dieciocho años”, y que “La calidad de ciudadano en ejercicio es condición previa e indispensable para ejercer el derecho de sufragio, para ser elegido y para desempeñar cargos públicos que lleven anexa autoridad y jurisdicción”, artículos que no son bien comprendidos y que, reiteradamente, son quebrantados por estos ciudadanos que necesitan una profunda orientación para que su vida social, su convivencia y su dignidad de nacionales no sea atropellada por nadie, y para que nadie atropelle a los otros, a sus vecinos y compatriotas.

El barón de Holbach, Pable Enrique Dietrich, lúcidamente decía que “El ciudadano solamente debe obedecer a las leyes, y estas leyes no pueden tener otro objeto que la conservación, la seguridad, el bienestar, la unión y el reposo de la sociedad”. Ahí está la razón del ciudadano que es, según la tercera acepción del Diccionario, la “Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes”. ¡He ahí todo!

Por Luis Fernando García Núñez