Inteligencia artificial
Escrito por editorgeneral el 22 octubre, 2023
Ya no será una persona de carne y hueso, vital y emotiva, humana y pensante, con errores e intereses, la que en tiempos no lejanos escriba este editorial. ¡Ya no! Será un robot apegado a las estadísticas y al horror de la precisión y del desprecio. Un ente que caminará con precisión milimétrica, que no dormirá ni tendrá antojos, que no necesita tomar medicinas. Ya no será un lector, ni oirá música, ni gritará, ni dirá cosas indebidas o necias. Será un ser políticamente correcto, sin criterio, lleno de algoritmos y funciones matemáticas, eterno seguidor del ChatGPT, esa especie de frío armario de respuestas, que las escribe con precisión casi estúpida para que los clientes no tengan que trazar, ni pensar, ni decir, ni explorar, ni investigar. Ese robot es el summum de los avances científicos y es el tantas veces idealizado instrumento que libere a los poderosos de las huelgas, de los debates, de los sueldos, de los hospitales y las escuelas.
Esta inteligencia, a la que agregaron el desagradable adjetivo de artificial es, sin duda, una verdadera revolución –o contrarrevolución–. Pasarán aún años mientras se ajusta a los intereses de los científicos y se posiciona y se posesiona, mientras se hacen los experimentos más extraordinarios y sus verdaderos artífices descubren cómo hacerla más efectiva y precisa, como desbrozar sus posibles insubordinaciones y desplantes. Ya no será necesario escribir, ni leer, ni dilucidar los urgentes problemas de la humanidad, ya el ChatGPT lo podrá hacer por todos y se graduarán y doctorarán todos los que quieran, sin tantos afanes, pero, eso sí, con los muchos millones que les exigirán para que, por lo menos, paguen bien caro, sin los afanes que suponen para un buen estudiante esos ejercicios de crecer intelectualmente. Poco a poco solo serán necesarias las oficinas que expidan los diplomas y concedan los cum laude que ambicionan tantos en estos tiempos de esplendorosa y artificiosa figuración.
Así que, como decía Napoleón, “De la inteligencia al sentido común hay más distancia de la que parece”, será apenas una máxima vieja que no tendrá el efectivo sentido que hoy le dan algunas personas. Con la inteligencia artificial desaparece el sentido común y también, quizás, las distancias. El ChatGPT utilizará este texto para proponer otro sentido de la inteligencia artificial… ¡Ahí está esa anémica artimaña!
Por: Luis Fernando García Núñez