Jóvenes

Hay un dilema generacional que trasciende los tiempos. Y los significados. Desde la altura de los años algunos seres humanos sienten que han superado todos los escollos y que han adquirido la experiencia exigida por las sociedades. Así, unos mayores miran con cierto recelo a las nuevas generaciones y poca confianza tienen de ellas, y creen que sus actitudes obedecen a un rechazo sistemático por las viejas ideas, por las antiguas. Los mayores abrazan con pasión su condición decidida y olvidan su pasado. Como si nunca hubieran visto el gesto desobligante y mezquino de ciertas exigencias, y no comprendieran que los años imponen una serie de habilidades que perduran por pocos lustros. Luego, casi sin darse cuenta, la edad trasforma esas destrezas en debilidades insuperables. No obstante, algunas destrezas se agudizan y los viejos tienen otra visión del mundo y otras ideas, y su papel de preceptores se convierte, en ocasiones,  en actitud ácida y crítica, en una mirada inclemente, con limitada comprensión de los nuevos aconteceres.

Sí, esos nuevos aconteceres, que como los viejos, se trasforman. A la Edad Antigua le sucedió la Edad Media y a esta la Moderna y luego la Contemporánea y la bomba atómica, y ahora se vive en los límites entre lo real y lo virtual. De la educación presencial a la remota. Como antes del internado al externado. Del convento a la escuela y al liceo. Y los humanos avanzaron, o retrocedieron, según la forma como vieron su mundo. Y como lo fueron enseñando. Antes de los griegos el mundo era otro, pero los pensadores clásicos sembraron buena parte de los avances científicos y los grandes descubrimientos de hoy. Demócrito o Pitágoras, Tales de Mileto o Arquímedes buscaron los puntos de apoyo que movieron el mundo. Esos adelantos, con frecuencia, no son bien vistos. Se ven con temor. Muchos inventos, sin duda, han servido para abandonar a quienes forjaron con esfuerzo el mundo nuevo.

El filósofo griego pitagórico Demócrates dijo que “Los jóvenes son como las plantas: por los primeros frutos se ve lo que podemos esperar para el porvenir”. Esta sentencia tiene hondo sentido cuando el egoismo y el desprecio por la vida, la libertad y la dignidad de los pueblos quiere imponerse. Es ahí donde los jóvenes juegan un papel fundamental. ¡Comprenderlos y empoderarlos es la misión del momento!

Por: Luis Fernando García Núñez