Pundonor deportivo

Pundonor es sinónimo de dignidad, orgullo, honor, honra, decoro, vergüenza, autoestima, punto. Y es importante conocerlos en estas largas semanas de encuentros deportivos de toda clase en que la destreza y la pericia se ponen en acción. Aunque, infortunadamente, también se imponen los favoritismos y se mezclan los intereses económicos y políticos que la dirigencia deportiva no ha sido capaz de eliminar. Vienen los juegos olímpicos de la modernidad que son, sin duda, las justas más importantes del universo, pero muchos atletas no pueden llegar a París, donde se celebran, porque decisiones arbitrarias y antideportivas se imponen sin que haya forma de recuperar la esencia que los juegos tuvieron en la antigüedad. Ahí están las mezquindades y los desaires de algunos poderosos que nunca han sido verdaderos deportistas, ni les incumbe, ni han tenido que luchar denodadamente para alcanzar un cupo en estas justas universales.

Para ellos, por encima de todo, solo están los intereses personales, las grandes ganancias que representan y que caen en las mismas manos de quienes impiden que allí estén quienes con tanto tesón, como honor, han trabajado para alcanzar las codiciadas medallas que ganan quienes alcanzan los primeros lugares. ¡La corona de laurel de los atletas en Olimpia! Cuántas dificultades atraviesan muchos para participar y con cuánta verdadera pasión deportiva lo hacen. Entrenamientos, viajes, días completos de trabajo, trámites burocráticos de toda clase, peticiones y mil inconvenientes, visas y pasaportes y muchos contratiempos más y, con frecuencia, con pocas comodidades. Este encuentro deportivo es, quiérase o no, una medida de las inmensas desigualdades que viven los pueblos: las inequidades y los desafíos. Unos pocos lo tienen todo, hasta el favor de árbitros y dirigentes. La llama olímpica, sin embargo, llegará al lugar que por más de 15 días se robará la atención del mundo deportivo. Jóvenes de todo el planeta pondrán su pundonor deportivo en juego.

Que en estos Olímpicos el honor y la dignidad se hagan costumbre, que allí impere la sana competencia, que el talento y las habilidades superen los engaños y que los deportistas señalen que el camino debe ser la paz y la concordia universales. “Siempre voy directo a las páginas deportivas que registran logros humanos. Las primeras páginas solo contienen fracasos humanos”, dijo Earl Warren, exgobernador de California. ¡Atrayente reflexión!

Por: Luis Fernando García Núñez