El turismo

Viajar por placer, tan viejo como la humanidad misma, ha evolucionado a la misma velocidad que el desmedido progreso. Son muchas las formas de viajar y muchos los placeres que las personas buscan cuando deciden hacer turismo. Decenas de normas se han establecido para hacer un turismo responsable y muchas de ellas podrían ayudar a que, en realidad, se realice de tal forma que el medio ambiente y los pueblos no sufran las consecuencias de quienes no comprenden que el respeto por el planeta, y por sus habitantes, conviene a unos y otros. Por solo citar un caso emblemático de esos principios del buen turismo se trae a colación un Decálogo para practicar el turismo responsable que, en primer lugar, propone que todo debe empezar por uno mismo: “Ser un turista responsable implica que tengas tu viaje bien organizado, planificado con la suficiente antelación y con todo lo necesario para evitar ‘impactos’, nunca mejor dicho, en tus expectativas o en tu bolsillo”.

En el segundo mandato dice que se debe elegir bien el transporte, luego dice que se debe parar en alojamientos sostenibles, responsables con el medio ambiente. En el cuarto propone el uso de los dispositivos electrónicos y en el quinto advierte de un ahorro esencial: “Cuando nos alojamos en un hotel o alquilamos un apartamento nos solemos despreocupar del gasto de agua o electricidad con la excusa de que ya tenemos todo pagado”. El sexto precepto habla del respeto a la naturaleza, y el séptimo de la necesidad de contribuir a la economía local, el octavo a ser considerados con la población local: “Viajar implica relacionarse con las gentes del lugar que visitas y para ello es necesario conocer, comprender e intentar adaptarse a su carácter, hábitos, normas y costumbres”. El noveno principio habla de minimizar la generación de residuos. El décimo, y último, dice que debemos sumarnos y compartir este Manifiesto del viajero responsable. Son principios universales que cada día se hacen más necesarios para evitar ese turismo depredador que destruye y enloda todo. Ese turismo que cree que el confort es hacer lo que se les dé la gana.

El economista francés F. Elgozy dijo acertadamente que “Hacer turismo es viajar muy lejos en busca del deseo de volver a casa”. Y con eso está dicho todo.

Por: Luis Fernando García Núñez