Tecnología sin humanidad

Escrito por editorgeneral el 11 febrero, 2023

¡Cuántas dificultades sin respuesta! ¡Cuántas incertidumbres virtuales! Es imperioso un poderoso llamado de la sociedad civil a sectores privados y oficiales para que revisen la forma como hoy los seres humanos, sufrientes, deben enfrentarse a las plataformas y a la perversión de esas páginas utilizadas, todos los días y noches, por cientos de miles de personas que no saben cómo responder a las tantas dificultades que presentan formularios y documentos, y llenar desde un computador para cumplir con el maremágnum de trámites que inventan para conseguir un empleo, un paz y salvo, un certificado, una cita, un extracto bancario, una beca, un tiquete. Esta vergonzante inteligencia artificial se ha convertido en el enemigo de la transparencia y la dignidad humana. Los cambios frecuentes de programas, la inseguridad, la privacidad y los intereses de grandes empresas han convertido, lo que podría ser una comodidad para los ciudadanos, en una trampa, una locura y un desgaste.

Pero, ¡oh ironía!, la inteligencia humana y su capacidad creativa han sido desplazadas por programas que responden cuestionarios y escriben textos con cierta profundidad y argumentación. Ya no será indispensable que los estudiantes vayan a clase, ni estudiar para un examen porque siempre habrá una página virtual que resuelva los afanes que se viven cuando se estudia y se quiere aprender, y ser una persona con ciertas virtudes. Celulares y computadores y tabletas irán supliendo, con su inteligencia, la humana y poco a poco el consumo y la esclavitud irán reemplazando la mano de obra. Nada será igual. No es necesaria la inteligencia del ser humano, sino su capacidad de consumir y de plegarse a lo fácil. Decía Aristóteles, y vale la pena decirlo hoy, que “Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante, que entre un hombre vivo y un cadáver”. Nada más y nada menos.

Nada será igual. La academia reemplazada por satélites y robots. No se necesitan las bibliotecas, ni los museos, ni habrá necesidad de exposiciones. No será necesario manejar ni salir de la casa. Todo este planeta será un gran campo de concentración, los viejos y los jóvenes necesitan un celular avanzado que les vaya contando los progresos de la ciencia y la forma de acceder a la vida insípida que nos están proponiendo. No volverán los niños y la vida empieza a marchitarse. ¡El apocalipsis!