Urgente

Urgente es lo que no se hizo a tiempo, dice la sabiduría popular. Este adjetivo tiene ribetes desesperantes y ha contribuido, en buena medida, a destruir la tranquilidad y fomentar la incertidumbre de los humanos. Es una palabra provocativa que ha generado comportamientos mentales de quienes están, inexorablemente, sujetos a esos adalides que saben urgir a los otros para salvarse ellos de sus responsabilidades. El acoso. Según el Diccionario de la Academia varios son los sinónimos de urgente: apremiante, perentorio, inaplazable, impostergable, acuciante, inminente, imperioso. Los alcances de su significado –que urge– van más allá de esa simplísima definición. Casi envenena el ambiente y, con frecuencia, la dilatada forma fonológica –grito– como se usa, le imprime un carácter patético que puede destruir la armonía y causar efectos contrarios a los esperados. Es urgente que esta palabra desaparezca del lenguaje de los humanos que hacen las cosas bien.

No obstante, hay cosas urgentes e inaplazables que se deben hacer ya, y hay quienes deben realizarlas porque a eso se comprometieron en su transcurrir cotidiano y por su liderazgo laboral, social, político, educativo. Muchas obligaciones son inaplazables porque quienes las adquirieron prometieron, en su momento, hacerse cargo de ellas y, además, tienen el suficiente poder de llevarlas a cabo, aunque con frecuencia, demasiada por cierto, sus conciencias se desvían y toman el camino vergonzante de la corrupción y la indolencia. Es apremiante, por ejemplo, que la salud de los ciudadanos sea una política pública prioritaria, como lo deben ser las políticas para los niños, los jóvenes, los ancianos, los inválidos. Es inaplazable, y necesario, que las personas tengan agua potable y electricidad. Y paz. Además, es constitucional exigirlas, como lo es exigir que todo se haga de forma transparente. Es imperioso que los ciudadanos se conviertan en veedores públicos, como lo señala la Ley 850 de 2003.

En el primer párrafo del art. 1 la Ley dice: “Se entiende por Veeduría Ciudadana el mecanismo democrático de representación que le permite a los ciudadanos o a las diferentes organizaciones comunitarias, ejercer vigilancia sobre la gestión pública, respecto a las autoridades, administrativas, políticas, judiciales, electorales, legislativas y órganos de control, así como de las entidades públicas o privadas, organizaciones no gubernamentales de carácter nacional o internacional que operen en el país, encargadas de la ejecución de un programa, proyecto, contrato o de la prestación de un servicio público”.

Por: Luis Fernando García Núñez