Buenos vientos en el Vaticano
Escrito por editorgeneral el 26 mayo, 2025
La muerte del papa Francisco el lunes 21 de abril de 2025, unas pocas horas después de haber hecho la tradicional bendición de Pascua desde la Plaza de San Pedro, produjo un remolino incontenible de informaciones y rumores. El Papa 266 hizo una verdadera revolución en una Iglesia anquilosada que había abandonado sus compromisos evangélicos con sus 1400 millones de fieles en el mundo. En los últimos años lo seguidores habían aumentado y los católicos habían adquirido importancia en todas las latitudes. Los mensajes extraordinarios de Francisco llegaron a todas la naciones, incluso las no católicas, y de ellos se habla para bien o para mal. Sus encíclicas valientes, y muy claras, toman partido por los más pobres, por la paz y la libertad, por la misericordia y la dignidad de toda la humanidad, por el medio ambiente y el amor como escudo contra el odio y la intolerancia. Sus viajes a las periferias del mundo lo llevaron, según estadísticas de 2023, cuando cumplió diez años de pontificado, a 59 países.
Era el Papa que viajaba a la periferia social, el lugar de los desheredados y por quienes habló cuantas veces pudo hacerlo. Se comprometió con firmeza en una Iglesia que no debe desentenderse de los menesterosos, que lucha por ellos, que los promueve, como Jesús lo hizo en sus tiempos, una Iglesia redentora que sale de sí, que requiere con urgencia del ejemplo de sus pastores y que Francisco conocía y luchaba porque así fuera. El cónclave, realizado hace pocos días, el 7 de mayo, eligió al día siguiente como sucesor al cardenal peruano estadounidense Robert Francis Prevost, quien tomó el nombre de León XIV. El nuevo pontífice fue ordenado sacerdote en 1982, fue prior de los agustinos de 2001 a 2013, obispo de Chiclayo, en Perú, y designado en 2023 prefecto del Dicasterio (en griego tribunal de justicia) para los Obispos. El papa León XIV expresó la razón que lo condujo a elegir este nombre en honor de León XIII, el “papa de la encíclicas” y el “papa de los obreros”, autor de la encíclica Rerum Novarum.
Sin duda, el mundo moderno requiere, como decía Stendhal, de ese “amor que es una flor deliciosa, pero es necesario tener el valor de ir a cogerla a los bordes de un precipicio horrible”. ¡Y no más!
Escrito por: Luis Fernando García Núñez
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